domingo, 17 de noviembre de 2013

Todos somos iguales

Bullying. Lo vemos casi a diario a nuestro alrededor y ni nos inmutamos porque nos parece algo normal. Estoy segura de que todo el mundo tiene a alguien cercano, o él mismo, que lo sufre o que lo ha sufrido alguna vez.
La mayoría de gente no sabe distinguir entre broma y bullying. Una broma es algo con lo que se ríe todo el mundo, incluido al que se le gasta, y que no hace daño a nadie. El bullying es el maltrato psicológico, verbal o físico reiterado en el que hay personas que se divierten, mientras otras, aunque a veces no lo aparenten, sufren.
Siempre eligen para hacer bullying a personas con carencias emocionales, vulnerables o que son diferentes en algo. Encuentran un punto débil y les atacan.
Todo empieza con querer demostrar superioridad sobre las personas que no pertenecen a tu grupo y cuando encuentran a alguien al que le afectan sus burlas, continúan hasta que se convierten en algo más que eso: el acoso.
Aquellas personas que lo sufren no se dan cuenta de la gravedad de su situación hasta que ya es demasiado tarde. Al principio se lo toman a broma y no son conscientes de que la reiteración de esas “bromas” los convierte en el blanco perfecto de todo lo que los acosadores quieran hacerles.
¿Sabemos realmente las consecuencias del acoso escolar?, ¿se le da la importancia que realmente tiene?. En mi opinión, los que lo practican deberían ponerse en la piel de los que lo sufren y darse cuenta de hasta qué punto pueden llegar a hacerles daño, y los que lo apoyan o secundan, son iguales o peores que los que lo comienzan.
Para los que lo sufren es difícil denunciar o pedir ayuda. A veces no saben dónde o a quién acudir. Además, muchas veces, para los que están a su alrededor y no son partícipes, es más fácil mirar a otro lado.
Entre todos debemos buscar una solución para que esto deje de ocurrir, ya sea dar charlas para concienciarnos o dar la ayuda necesaria a los que lo padecen.
Espero que aprendamos de una vez que no hay que hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hiciesen a nosotros.




Por: Irene Sánchez. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Una experiencia que repetiría una y otra vez

Muere lentamente quien no viaja, ni lee, quien no sueña, quien no confía, quien no lo intenta. 
                                                                        -Pablo Neruda. 



Te despiertas por la mañana, sólo, en tu cama. No hay nadie a tu lado. El canto a la oración no te ha despertado. No sabes si es un sueño o realmente ha pasado. Sientes como un vacío, una sensación rara, nostalgia quizá. Quién sabe. Realmente sí sabes una cosa, que echas de menos Marruecos.

¿Dónde están esas calles estrechas, llenas de gente alegrados de que visitaras su país? ¿Y ese olor a especias característico que te decía: "Sí, estás en Marruecos"? 
Todo se ha quedado allí. Lo único que te queda es el recuerdo y las ganas de volver.

Puedo presumir de la suerte que he tenido al poder hacer este viaje dos veces. De haber hecho tantos amigos que sin duda no los olvidaré en la vida, como tampoco voy a olvidar las experiencias que he vivido.

Me gustaría que todo el mundo pudiera ver la felicidad que se siente al hacer sonreír a alguien, al compartir tantas cosas con ellos, al ayudarlos a entender que aunque tengamos distintas costumbres somos iguales y que podemos aprender los unos de los otros.

Como dijo un filósofo inglés llamado Francis Bacon, "Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia". 
Me quedo con eso, con que en un futuro me alegraré de haber tenido la experiencia gracias al Colegio Aljarafe, al hacer este viaje con mis compañeros.

Sin duda, espero poder volver a repetirlo.






Por: Magdalena Moreno.